martes, 13 de marzo de 2012

Estafa dos mil euros disfrazado de parquímetro

MONTÓ UNA FRUTERÍA Y SE HIZO PASAR POR FRUTERO DURANTE AÑOS
Estafa dos mil euros disfrazado de parquímetro

Publicado por Xavi Puig el 13 marzo, 2012 |


Las autoridades detuvieron ayer en Santander a Justo Nuño “El Mortadelo”, un conocido estafador que llevaba meses actuando en la calle disfrazado de parquímetro. El sujeto tenía experiencia en este tipo de acciones porque había hecho de estatua humana en el centro de Madrid. Ayer, un conductor puso fin al engaño al darle una patada al falso parquímetro: “Metí las monedas y no salió el tíquet. Pulsé todos los botones y no pasaba nada. Empecé entonces a zarandear el parquímetro hasta que al final me gritó ‘¡Que no me queda papel, hijo de puta!’. Aquello me sacó de quicio y me lié a patadas con el aparato, hasta que vi que era un señor”, explica el testigo. Nuño sufrió una rotura de tobillo y en estos momentos se encuentra hospitalizado. Ha confesado que con su artimaña ganó unos dos mil euros pero que no le compensó, puesto que tuvo que aguantar “meadas de perros y hasta el monólogo de un borracho que me dio un abrazo y dijo que era su mejor amigo”.

No es la primera vez que Justo Nuño “El Mortadelo” se disfraza para confundir a la gente. En 1987, recurriendo a una herencia de su padre, abrió una frutería con el objetivo de hacerse pasar por frutero y engañar a sus clientes, que le compraban fruta sin saber que él, en realidad, no era frutero sino un estafador que se hacía pasar por frutero. “La verdad es que la gente estaba encantada con Justo porque vendía fruta muy buena. Se empeñaba tanto en pasar desapercibido que no quería que nadie tuviera la más mínima queja. Fue un negocio próspero pero un día, harto de engaños, el estafador confesó que él no era frutero. Pidió perdón y cerró el negocio, pero pronto volvió a las andadas”, explica un agente de la Policía.

Tras cerrar la frutería, el delincuente dedicó cinco años de su vida a estudiar Ingeniería de Telecomunicación. Logró licenciarse y se infiltró en una empresa de cableado, donde percibía un sueldo mensual de unos tres mil euros. “Fue su mayor golpe pero, de nuevo, temió que se descubriera el engaño y cambió de ciudad y de falsa profesión”, prosigue el agente. Disfrazándose de parquímetro, “El Mortadelo” intentaba enriquecerse poco a poco sin tener que exponerse a la mirada de un jefe o de un cliente. “En sus anteriores falsas profesiones, el estafador sufría continuamente porque pensaba que en cualquier momento se descubriría el pastel. Con ese disfraz de parquímetro se sentía más protegido porque ningún gesto, ninguna mueca, podía delatarlo”.

1 comentario:

José Gámez dijo...

JAJAJAJA
Ingenioso es un rato, pero hay que ser Bobo