20. dic, 2010 Ms. Laura Tuero
Sabemos que la creatividad no es únicamente una condición innata, aunque pueden darse algunas características que, desde el nacimiento, predispongan de cierta forma a una persona a desarrollar actitudes creativas. Sin embargo, el trabajo, el estudio, la apertura mental o, en definitiva, nuestro esfuerzo, podrán despertar condiciones propias que nos acerquen al mágico momento de la creatividad.
El talento para crear una obra original, inédita y de fuerte impacto en cualquier faceta de la actividad humana implica diferentes habilidades, las cuales requieren complejos procesos cerebrales y ponen en acción distintas interacciones entre áreas que habitualmente no se comunican entre sí.
Distintos estudios neurológicos han establecido que regiones específicas de los lóbulos parietal y temporal del cerebro cumplen un rol fundamental en el proceso creativo, porque allí se almacenan conocimientos concretos sobre las temáticas que estamos trabajando. A partir de esos conceptos es que puede manifestarse en forma eficiente un talento determinado, dando lugar a una idea o acción creativa.
Al mismo tiempo, otros estudios también han observado actividad en las regiones cerebrales neocorticales posteriores durante el desarrollo de nuestro proceso creativo.
La gran pregunta es: ¿por qué algunas personas, aunque todos tenemos esa capacidad en potencia, se destacan por ser especialmente creativas?
Especialistas de la Universidad de Nuevo México y de la Universidad de California, en Estados Unidos, han efectuado investigaciones que establecen que los momentos de inspiración coinciden directamente con el nivel Alfa de actividad cerebral, es decir aquel particularmente relacionado con la actividad consciente y de atención enfocada sobre un objetivo concreto.
El estado Alfa se contrapone al Beta, que corresponde a la vigilia y al estado de alerta.
En otras palabras, las personas especialmente creativas no requieren llegar al estado máximo de alerta o vigilia para resolver problemas complejos, sino que pueden hacerlo en situaciones normales. De esta forma logran diferenciarse de sus semejantes, logrando salidas inesperadas y geniales o apreciando nuevas oportunidades en momentos en los cuales la mayoría de las personas no están predispuestas a esto.
Sin embargo, no existe un centro creativo en el cerebro, sino que el desarrollo de la creatividad se encuentra directamente ligado a la complejidad de las interconexiones entre las estructuras relacionadas con este proceso mental. Aunque las funciones cerebrales que posibilitan la expresión creativa de un talento determinado son variadas, gran parte de ellas dependen de una elevada interconectividad entre elementos del hemisferio cerebral derecho.
Sabemos que la creatividad no es únicamente una condición innata, aunque pueden darse algunas características que, desde el nacimiento, predispongan de cierta forma a una persona a desarrollar actitudes creativas. Sin embargo, el trabajo, el estudio, la apertura mental o, en definitiva, nuestro esfuerzo, podrán despertar condiciones propias que nos acerquen al mágico momento de la creatividad.
El talento para crear una obra original, inédita y de fuerte impacto en cualquier faceta de la actividad humana implica diferentes habilidades, las cuales requieren complejos procesos cerebrales y ponen en acción distintas interacciones entre áreas que habitualmente no se comunican entre sí.
Distintos estudios neurológicos han establecido que regiones específicas de los lóbulos parietal y temporal del cerebro cumplen un rol fundamental en el proceso creativo, porque allí se almacenan conocimientos concretos sobre las temáticas que estamos trabajando. A partir de esos conceptos es que puede manifestarse en forma eficiente un talento determinado, dando lugar a una idea o acción creativa.
Al mismo tiempo, otros estudios también han observado actividad en las regiones cerebrales neocorticales posteriores durante el desarrollo de nuestro proceso creativo.
La gran pregunta es: ¿por qué algunas personas, aunque todos tenemos esa capacidad en potencia, se destacan por ser especialmente creativas?
Especialistas de la Universidad de Nuevo México y de la Universidad de California, en Estados Unidos, han efectuado investigaciones que establecen que los momentos de inspiración coinciden directamente con el nivel Alfa de actividad cerebral, es decir aquel particularmente relacionado con la actividad consciente y de atención enfocada sobre un objetivo concreto.
El estado Alfa se contrapone al Beta, que corresponde a la vigilia y al estado de alerta.
En otras palabras, las personas especialmente creativas no requieren llegar al estado máximo de alerta o vigilia para resolver problemas complejos, sino que pueden hacerlo en situaciones normales. De esta forma logran diferenciarse de sus semejantes, logrando salidas inesperadas y geniales o apreciando nuevas oportunidades en momentos en los cuales la mayoría de las personas no están predispuestas a esto.
Sin embargo, no existe un centro creativo en el cerebro, sino que el desarrollo de la creatividad se encuentra directamente ligado a la complejidad de las interconexiones entre las estructuras relacionadas con este proceso mental. Aunque las funciones cerebrales que posibilitan la expresión creativa de un talento determinado son variadas, gran parte de ellas dependen de una elevada interconectividad entre elementos del hemisferio cerebral derecho.
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