Paseas la alegría de vivir en tu propio nombre: Alaitz. Tus padres lo eligieron y no puede ser más bello: Alatiz, Alegría, eres la esencia misma del milagro de la vida.
Cuando eras un feto de 26 semanas te descubrieron una enfermedad congénita en los bronquios. Una atrofia mortal en todos los casos. Hasta que llegaste tú. Tienes 16 meses y eras carne de desecho. Tu vida, con la ley en la mano, valía lo que oficialmente se denomina "residuo sanitario".
Tu madre apostó por ti, junto a tu padre. Lucharon por tu existencia, valientes. Los cirujanos de dos hospitales de Barcelona desafiaron a la ciencia. Jamás se había realizado una operación en el vientre de una madre como la que te salvó la vida.
Te dieron la oportunidad, que era tuya, de ser hoy la criatura sonriente que pasea sus rizos y su sonrisa ante las cámaras, ajena por completo al milagro que encarnas.
Tus padres, Alaitz, hicieron realidad su sueño: tu vida, tu risa, tu nombre: ¡Alegría!
Publicado por Isabel Durán en 21:55
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