Martes, 03 de Julio de 2012
Con cuanta facilidad se propagan las frases hechas y con cuanta alegría se repite, hasta dejar vacía y sin sentido la misma. Se está poniendo de moda en las redes sociales, desde que la Selección Española de futbol ganó la Eurocopa, eso de sentirse orgulloso por ser español.
Imagino que quienes se pueden sentir orgullosos serán los protagonistas del trofeo futbolero. Y aún no sabemos si todos sienten ese orgullo, que por otro lado, los pobres aldeanos nacionalistas tachan de apátrida a los que lo manifiestan. Pero ese es otro cantar.
¿Acaso saben los que utilizan la muletilla de qué o por qué se pueden sentir orgullosos?. ¿De ser el país con el mayor índice de paro de la Unión Europea?. De tener el mayor número de políticos por habitantes de Occidente?, ¿acaso de poseer el triste honor de tener un 52% de nuestro jóvenes en paro?, ¿o será por el 34% de fracaso escolar?. No, seguro que será por ser los peor valorados del informe PISA, o mejor por lo que no hacemos por nosotros mismos.
Puede que sea, ese orgullo, por la gran calidad de nuestra sistema judicial, del todo independiente del poder político de turno. O por los grandes logros progresistas del Tribunal Constitucional, que da como bueno a un partido de asesinos que trata de destruir el Estado.
Me pregunto, si acaso, debe de sentirse la gente orgullosa de la pobreza que padece, de la falta de libertad y de implicación de la sociedad civil en la vida pública. De no tener la libertad de tener iniciativas, si por detrás no existe algún político o partido que se ponga las medallas trabajadas con el sudor de otros y le sace algún beneficio.
Ha de ser un orgullo la inoperancia y la vaciedad intelectual de la población, el conformismo, la desidia, el hartazgo, los abusos continuados, los latrocinios, la ignorancia de nuestra propia historia, el fomento de los odios desde la más tierna infancia en los colegios de ciertas autonomías.
¿Pero de que coño, con perdón, podemos sentirnos orgullosos?. Podríamos hacerlo cuando pongamos nuestro esfuerzo y nuestro saber en conseguir un país unido, conocedor de nuestra historia, sabedor de nuestro logros y con objetivos comunes en los que aportamos nuestros esfuerzos.
Hoy, nuestro trabajo y nuestro esfuerzo se divide en 17 partes que luchan por diferenciarse unas de otras, que alteran la historia que los hizo un día la mayor potencia del mundo y que persigue a los que defienden y mantienen las más nobles y ricas tradiciones que un día nos hicieron grandes.
Más que orgullo, yo siento vergüenza y tristeza, impotencia y rabia. ¿Qué orgullo pueda existir en que nuestros hijos se hayan tenido que exiliar para construir una vida?. ¿Dónde el orgullo al ver a diario que se ignora la justicia?, ¿Acaso puede uno enorgullecerse de la corrupción política y judicial que padecemos?
El día que logremos ganar la batalla a esta clase o casta de aprovechados y mangantes, el día que nos unamos todos los españoles para hacer una gran nación, ese día si podré decir que me siento orgulloso de ser español.
De momento, y desde hace ya muchos años, siento vergüenza y dolor. Y éste, se acentúa al comprobar la falta de criterio y sensatez de los que pregonan la frasecita. Todo un despropósito.
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