jueves, 28 de junio de 2012

Que no te amarguen la vida por Antonio Valdivia






Jueves, 28 de Junio de 2012

La vida existe a pesar de los políticos y de más bichos indeseables.  Tras unos días de descanso, de salir de esta rueda viciada del acontecer diario en la permanente crisis, podemos aprovechar para descender a lo pequeño, a lo que no pueden quitarnos estos parásitos.
En Cádiz, ciudad castigada con un paro inexplicable, el día a día transcurre con calma y haciendo chiste de los males que padecemos.  ¿De qué se vive en esta “tacita de plata”?.  Siempre que paso unos días en mi tierra, la pregunta me asalta una y otra vez.  A todas horas las gentes anda en la calle, tomando el sol, fumando un cigarro apoyado en una esquina,  paseando a la orilla del mar o simplemente consumiendo un infinito café sentado en las terrazas mientras las horas pasan a otro ritmo.
En Cádiz el mundo y sus problemas toman otra dimensión, otras perspectivas que a uno lo le quitan el humor y las ganas de vivir.  Es verdad que los problemas están ahí, que los jóvenes han de salir de su tierra, como en todas partes, que solamente trabajan los funcionarios y otros poquitos más, que el comercio pequeño prácticamente ha desaparecido, que los jóvenes que aún siguen allí son los Erasmus y los que aún no han terminado sus estudios.
Más de tres mil años de historia, y varias culturas mezcladas, han hecho maravillas en estas gentes serenas y sabias que ven pasar la vida sin grandes preocupaciones y aspavientos.  Y así, apoyados en las balaustradas de la Caleta o de la Alameda Apodaca, con la mirada perdida en el azul horizonte pasan los días.
Ahora que me reincorporo a mi rutina cotidiana me doy cuenta de que en todas partes de los medios de comunicación, siempre son los mismos los que aparecen.  En todas las tertulias políticas de  todas las televisiones, aparecen los mismos comentaristas y “analistas” políticos.  Y lo curioso es que pasan de una cadena a otra desde las seis de la mañana a las cero horas del día siguiente.  Es, en definitiva, otra casta monopolizada por unos pocos, que ponen a parir a la otra casta, la política y sindicalista.
Pero lo más curioso es que en el terreno del cine o de las producciones televisadas, ocurre exactamente igual.  Resulta aburrido, tedioso, cansino, ver y oír siempre, y en todas partes, a los mismos.  Esto nos da una idea lo pobre de nuestra sociedad.  No hay lugar para los nuevos, para oportunidades en cualquier aspecto de la sociedad española.
Me decía un amigo escritor y bueno, que no puede publicar sus novelas porque los agentes le dicen que su nombre no era conocido.  ¿Y cómo va a ser conocido si no me publicáis?.  Y es que se quiere siempre jugar a “caballo ganador”.  Nadie quiere arriesgar nada.  Al final, mi amigo publica en sus humildes blogs para los que le siguen.
Si trasladamos esta situación al terreno político, vemos que todo está cerrado a unos pocos organizados como castas herméticas y excluyentes.  Sea en lo político, social, artístico o en medios de comunicación, no hay manera de que veamos sangre nueva y fresca.
El medio, como solución, está en las redes, en los periódicos independientes, en los blogs personales y poco más.  O bien, como en Cádiz, vivir en lo cotidiano de la calle, del bar o en las plazas dónde se palpa el sentir y el padecer de nuestras vidas, mientras la luz y el tiempo transcurren a otros ritmos y con otras caras.  Y mientras, a la “prima”, que le vayan dando.

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