14 JULIO 2012
Hoy en el mentidero, en la cola del pan, en la carnicería de mi amigo filósofo, en la churrería y ¿Cómo no? en el bar de Ángel, el de las mejores tapas del barrio, no se habla de otra cosa. Y la conclusión es que hay motivos suficientes para el cabreo y la protesta. Todos estamos informados. España está arruinada y la casta política no se recorta ni en un vulgar y barato chocolate del loro enchufadín. Luego están los de la foto, los que invirtieron nuestros ahorros en ellos mismos y han perdido nuestro dinero. Nos han robado, en definitiva, el futuro en el que, por su culpa, solo hay deudas.
La hipotética solución de la quita nos expulsa de Europa y del club de la primera división. Apelan a ella los insensatos que gustarían de alinear a España junto a la Argentina de la insensata y la Venezuela y Cuba de los herederos del comunismo tropical. Y sabemos que nuestros esfuerzos, los de los funcionarios, de los empresarios, de los parados no serán suficientes. Que la casta política nos engaña para me imagino que perpetuarse y seguir comiendo solomillo.
Los políticos españoles están jugando a la ruleta rusa y mientras seguiremos sin poder dormir por el ruido de los helicópteros de la policía que vigilan unas calles en las que ya circula el fuego griego de los profesionales de la tercera república y la agitación de la violencia. La espiral ha comenzado. Lo se por los sanedrines de la mañana y la anécdota de las tapas. Cuándo Ángel me ha dicho, con su afabilidad de siempre, que probara el pincho que había montado esta mañana como homenaje a la selección española, sobre base de tomate cherry, tortilla de patata y encima un pimiento morrón, el parroquiano de al lado, le conocemos bien en la calle León, ha comentado con un pequeño tonito violento que para él sería bueno quitar el pimiento y añadir una loncha de remolacha, para hacer pinchos de la república. ¿Hombre, y el sabor? Le ha replicado el propietario. El sabor es lo de menos. Le ha contestado el luchador del 15 M. lo importante es la ideología. Ah ya. Izquierdas y derechas. Tonterías de salón del diecinueve en esta nueva España, intervenida porque, en realidad,no hay dinero ni para pagar la nómina de nuestros queridos funcionarios.
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