viernes, 12 de octubre de 2012

La conjura de los necios, por Antonio Valdivia


Como Ignatius, protagonista de la novela del mismo nombre con que se titula este artículo, la sociedad occidental no quiere conocer la realidad que preside y envuelve sus vidas. Jonh Kennedy Toole, escribe su única novela en 1964 y no la ve publicada porque se quitó la vida. Se publicó en 1980 y ganó el Pulitzer en el 1981.
Negarse a vivir la realidad que a uno toca y pretender cambiarla, solo lleva a la desesperación y la frustración. Pero quizás más nefasto es negarse a verla. Ese es el gran mal que nos ocupa en la actualidad en la mal llamada sociedad del bienestar.
Especial incidencia de esta actitud se produce en nuestra querida España, donde no solamente se vive ajeno a los acontecimientos sino que, además, se pretende vivir una historia que no existió, tal y como Ignatius soñaba.
Mientras que la crisis económica domina todos los medios y preocupaciones de los medianamente informados, el mundo vive acontecimientos del todo preocupantes de los que no se nos informa. La conquista de Occidente por el Islam, es un hecho incuestionable, imparable y silente, que cada día produce cientos de muertes y asesinatos a causa del fanatismo religioso. Va de suyo, en el mismo Corán, “matad a los infieles” y llevamos ya 1400 años padeciendo la destrucción de todo lo que no sea conforme a ellos. En resumen unos 275 millones de muertos lleva acumulados la ”religión de la paz”.
Es del todo aconsejable, para aquellos que desconozcan esta realidad, que vean el video siguiente: http://mrctv.org/videos/bill-warner-1400-years-fear-spanish-titles
España no se libra de esta guerra de fondo a la que nadie quiere atender, sumidos en disputas territoriales internas y en una clase política, cuyo único afán es depredar a la sociedad a la que teóricamente debería servir. El ejemplo má llevados por un odio fometado pouee fondo a la que nadie quiere atender, sumidos en disputas territoriales internas y en una cls claro lo vivimos en Cataluña, donde llevados por un odio, fomentado por la clase dirigente, otorgan ventajas a los musulmanes frente a los nacionales. Hoy ya viven en muchas poblaciones con problemas de convivencia y de orden público. Pero ellos miran hacia otro lado, centrando los objetivos en un futuro independiente de la odiada España, esa a la que hasta ahora llevan esquilmando con su victimismo.
Igualmente preocupante resulta comprobar, día a día, la falta de conciencia social y de implicación y compromiso de la sociedad ante los abusos de los gobernantes que tenemos así como los sacrificios que nos imponen, mientras la casta gobernante protege sus privilegios y cortijos en autonomías y demás chiringuitos para amigos y simpatizantes, (veanse empresas públicas y demás observatorios de todo pelaje).
Ante todo este descalabro, cada cual se fabrica su paraíso particular esperando que el mundo cambie a su favor, pero eso jamás ocurrirá, dado que el mundo sigue su curso mientras que no nos pongamos manos a la obra. Sólo entonces podremos ser protagonistas de nuestros destinos y decir con orgullo que hemos participado y colaborado para mejorar las cosas que nos tocó vivir.
No existe nada peor que soñar un mundo idílico y dejar que la vida transcurra ajena a nosotros. No hay peor mal, que dejar que el bien no haga nada.
No nos quejemos tanto y participemos en iniciativas comprometidas y dignas del hombre libre, luchar por su destino, por mejorar lo que se encontró, para donarlo a las futuras generaciones. Sólo somos eslabones de una cadena cuyo principio está en nuestra historia y la de nuestros ancestros.
No seamos una generación de necios pasivos.

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