lunes, 27 de junio de 2011

Cuando tu pareja es tu jefe


27.06.2011
Beatriz Elías.

El binomio matrimonio y trabajo puede ser difícil de llevar si no se establecen ciertos límites y pautas. Es conveniente separar los asuntos que conciernen al hogar de los laborales para no deteriorar el ambiente en la oficina y la relación con el resto de colaboradores.


Jefe y marido (o jefa y esposa). Dos por uno. Para algunos este cóctel puede ser explosivo e insostenible, pero trabajar con la pareja, y además que ésta tenga un cargo de responsabilidad, es una situación que se da en numerosas empresas y que entra dentro de la dinámica laboral como una circunstancia más.

Por ejemplo, Amparo Moraleda fue ocupando diversos cargos en IBM hasta que llegó a ser presidenta de la compañía en España, a la vez que su marido también desempeñaba su labor en la misma organización. Salvando las distancias, algo similar ha ocurrido también en el mundo de la política: Cristina Kirchner, presidenta de Argentina, sucedió a su esposo en el cargo en 2007.

Las relaciones en el trabajo son algo habitual. De hecho, el 33% de los trabajadores se muestra dispuesto a tener un idilio con un compañero, incluido el jefe, de acuerdo con un estudio de Randstad. Pero para que no se deteriore ni el ámbito personal ni el laboral, especialmente con el resto de empleados, es conveniente establecer ciertos límites. "El reto es separar las conversaciones que están relacionadas con temas profesionales de las esferas personales. Es un acuerdo difícil y que cuesta cumplir, pero favorece también la relación de pareja", considera Pilar Jericó, socia directora de Be Up.

Para Paco Muro, presidente de Otto Walter, la distinción entre casa y trabajo es la clave. "Lo que se habla en el ámbito privado no cuenta como conversación profesional. No se puede exigir asuntos como '¿Has enviado ya lo que te dije el domingo?'Posiblemente no, porque se tomó como un comentario de casa. Y si era importante, se tenía que haber tratado en la oficina", explica Muro, quien se pregunta "si el jefe hubiera llamado el domingo a uno de sus colaboradores para pedirle lo mismo".

Discreción y responsabilidad
Otras líneas rojas que no se deben traspasar cuando se comparte vida y lugar de trabajo tienen que ver con el tratamiento de los asuntos confidenciales que un cargo con responsabilidad conoce, y la relación con otros compañeros. Respecto a lo primero, la discreción es una máxima: nunca se debe hacer gala de tener información privilegiada por ser pareja de una persona con responsabilidad. Muro explica que "la convivencia hará, inevitablemente, que se hable demasiado de los asuntos laborales". Por eso insiste en que "es muy importante aclarar que se trata de algo reservado, y que no se puede comentar".
El que forma parte del equipo deberá asumir que siempre será visto como la pareja del líder

En cuanto a la relación con el resto de colaboradores, el superior debe tratar a todos por igual. "Si uno es el jefe puede dar un trato de favor en forma de mejores proyectos, medidas de conciliación… Y pueden surgir roces. La responsabilidad la tiene el superior, y éste debe ser transparente y comunicativo. Es un ejercicio de responsabilidad", comenta Roberto Sánchez, gerente del área de organización y personas de Everis Business Consulting. De este modo, el líder tratará a su cónyuge con el mismo rigor y respeto que al resto, tanto para felicitarle por el trabajo bien hecho como para corregir los errores. Por otro lado, el empleado tampoco puede pecar de exceso de confianza, y tendrá que acatar lo que su superior mande. "Si cada uno hace su trabajo, es profesional y cumple sus compromisos, no habrá problema", expone Muro, pero "al que le toque ser parte del equipo deberá asumir que, aunque quiera ser uno más, siempre será la pareja del jefe. Es el precio que hay que pagar".

La parte positiva
Una vez que se han puesto los límites y las normas para no mezclar el ámbito personal y laboral, el hecho de trabajar con la pareja ofrece diversas ventajas. "El conocimiento que se tiene de la otra persona puede hacer que el equipo funcione perfectamente y que incida de forma positiva tanto dentro como fuera del hogar", afirma María José Carpintero, manager de selección de Randstad.

En este sentido, Sánchez ilustra esta situación con un caso particular: "Ella es jefe de investigación y él es gerente en una empresa del sector tecnológico. Se compenetran muy bien, y cuando están fuera de la oficina no les oyes hablar de trabajo".
Una buena relación fomenta la comunicación, la confianza, y aumenta la productividad

Una relación bien llevada en las dos esferas de la vida hace que ambos miembros comprendan las preocupaciones, anécdotas y situaciones que se viven en el trabajo, por lo que mejora la comunicación, la complicidad y el entendimiento. Aspectos que incrementan la confianza, la energía y la productividad.

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