Este octogenario murciano entregaría íntegra la paga que recibe por su jubilación a quien le acoja
Faustino León García tiene ochenta años y desde hace poco menos de un mes busca una familia que le acoja. La oferta de este hombre, residente en Requena (Valencia) pasa por entregar a quien le abra las puertas de su casa los 600 euros que recibe de la pensión. Dinero a cambio de cariño. Y para este canje, no le vale cualquiera: «No soy especial, pero necesito una casa que me guste. Si no, prefiero estar solo». De momento, varias familias se han interesado por su propuesta, pero a él no le ha cuadrado ninguna. Agotado, hay días que recibe miles de llamadas. Aunque lleva buscando un hogar desde que muriera su madre, hace ocho años, su historia comenzó a reescribirse el día que decidió empapelar los comercios, tiendas y bares de su barrio con carteles en los que se anunciaba: «Busco familia de acogida».
La primera entrevista que tuvo fue hace unos veinte días con un matrimonio de Cataluña. «Con el hombre me hubiera ido al infierno, pero con ella, ni a tomar un café. Antes de deshacer las maletas ya ví como era», asegura este octogenario. Faustino volvió a su apartamento de Requena con la esperanza puesta en su siguiente cita, con una viuda residente en Granada que se había puesto en contacto con él. Para ello, se cruzó España entera en taxi. «Esta segunda fue un fiasco total. No la llegué ni a ver. Le llamé para decirle que llegábamos tarde y cuando estábamos ante la puerta de su casa no salió nadie a abrir». El tercer y último desencuentro hasta ahora ha tenido lugar en Granada. «La casa tenía unas escaleras por las que yo me podía caer. Además había un perro muy grande. No era lo que yo estoy buscando».
Pese a todo, Faustino no pierde la fe. Ahora está a la espera de volver a tomar contacto con una familia de Murcia que tiene dos niñas pequeñas, de 6 y 12 años. «Las chiquillas me querían de abuelo. Y me llamaron hace unos días, pero como soy un hombre de palabra, y me había comprometido con anterioridad con la mujer de Granada, no nos vimos. Ahora, cuando he querido volver a llamar, no he conseguido localizares, porque se me ha estropeado el teléfono y no tengo su número». Porque si algo tiene claro este octogenario es que no quiere ir a una residencia. «Ya estuve en una y me tuve que ir. ¿Sabe usted? Es peor que estar en una cárcel».
http://www.abc.es/familia-mayores/20121213/abci-faustino-quiere-unafamilia-201212121111.html#cxrecs_s
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