A los tres o cuatro años de la muerte del dictador español, esta frase comenzó a hacerse popular.
Era una muestra de humor negro y añoranza por una época en la que sólo había un enemigo visible. En la oposición al régimen siempre se mantuvo el Partido Comunista, con su sindicato Comisiones Obreras, en casi solitario. La UGT Unión General de Trabajadores recomenzaba su actividad en los gremios. Avanzada la decrepitud del dictador; mediante un golpe de mano, un grupo de jóvenes socialistas se hicieron con el partido que se dirigía desde Francia y aparecieron en escena aportando sus ideas democráticas.
Después se fueron uniendo nacionalistas de diversa procedencia, hijos de militares y jefazos de la dictadura que vislumbraban otro futuro, algunos católicos que se cansaron de soportar los plácemes de la iglesia hacia Franco, los cantautores, los estudiantes y hasta algunos militares que intentaron la democratización de este estamento. Parecía que todos actuaban al unísono, pero el hecho simple es que lo único que los unía era tener enemigo común: Franco.
A la muerte, en su cama, rodeado de sus fieles, las cosas comenzaron a cambiar. Aparecieron los distintos intereses, los personalismos, las envidias y los cálculos rastreros de los que a último momento se sumaron tímidamente orientando su brújula personal para seguir teniendo un sitial privilegiado.
En cambio hoy en día no tenemos un enemigo común, hoy tenemos muy y diversos adversarios disfrazados de zorras esquivas, perros pulgosos, imbéciles adoctrinados y , toda una panda de hijos de puta colapsando los altos cargos de la política.
Ante este panorama bélico es muy difícil luchar y mucho más, organizarse para hacer un frente común. Solo los más comprometidos con la libertad podemos aspirar a hacer guerra de guerrillas para defender día a día nuestra parcela de dignidad.
¡Temblad hijos de puta si un día consigo despertar a esta dormida y dividida sociedad!.
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