jueves, 24 de febrero de 2011

EL CAOS Y EL EFECTO MARIPOSA

Cuando un hombre de Arkansas, en 2007, se dio cuenta de que estaba pagando por su vivienda una hipoteca que iba a suponer casi el doble del valor ya depreciado de la misma, dejó de pagar el préstamo y entregó el bien hipotecado al banco. Otros muchos le siguieron. Este acto fue el aletear de la mariposa en la teoría del caos que se conoce como “efecto mariposa” (el aletear de una mariposa en una parte del mundo puede provocar una tormenta en la otra). Y este ciudadano de Arkansas comenzó el “efecto mariposa” de la teoría del caos… económico mundial. Es la confirmación de la teoría.
Ni él ni los que le siguieron tenían idea de lo que se estaba iniciando, no sabía que el tsunami financiero había comenzado y que era irreversible. Pero esta teoría tiene sus principios en la causa-efecto, en la que se pueden dar varios tipos de estos principios: Aquellos en los que la causa A hacia el efecto B es proporcional a su intensidad; los que amplifican el efecto B desde la causa A; y en los que el efecto en B es menor que la causa A. Y sobre ellos y cada uno, los efectos sobre C desde la causa B, son proporcionales, amplificados o minorizados en la misma proporción que la anterior y, a veces, son exponenciales tanto en más como en menos intensidad.
En el caso de la crisis financiera global que llegó a España en 2008, el acto “mariposa” del ciudadano de Arkansas fue como en el segundo de los tipos de la teoría de estructuras disipativas, o de sistemas o comúnmente llamada teoría del caos. Es decir, la causa de que este ciudadano dejara de pagar su hipoteca provocó que varios ciudadanos también lo hicieran, y así estos muchos ciudadanos provocaron de forma exponencial que otros miles siguieran el “efecto mariposa”, pasando a ser millones, con las consecuencias que ya conocemos.
Exponencialmente, este efecto mariposa sobre la economía mundial está provocando efectos colaterales inimaginados en la teoría del caos, pues vemos que el tsunami financiero no está quedando en un simple colapso de las economías globales, sino que está provocando otros tsunamis como consecuencia “rebote” de los iniciales. Así, nos encontramos con que existe un “efecto mariposa” relativo a la crisis de valores, otro relativo a la crisis “política”, otro basado en la estructura del sistema financiero. Y quizá el “tsunami” final, producto de la confluencia de todos los anteriores, el colapso de las actuales estructuras políticas que puede desembocar en un nuevo orden mundial, en un planeta globalizado, tanto económicamente, como social y políticamente, basado en el consumo ilimitado que “gasean” las Grandes Corporaciones.
Desde aquel ciudadano de Arkansas, varias olas en diferentes direcciones recorren el mundo, a veces entrelazándose, a veces cruzándose, y otras en sentidos opuestos. Lentamente van configurando, sin saber, la determinación de unirse o separarse definitivamente. Solo depende de la intensidad de cada uno de los “efectos mariposa” por separado, que la fuerza con la que converjan defina la dirección que tomará la ola. Por eso, desde la ciudadanía debemos potenciar los “efectos mariposa” que interesan a la verdad, a la justicia, a la igualdad, a la solidaridad y a la sostenibilidad de un sistema que obtenga la suficiente energía cinética como para dirigir la dirección en los choques con las demás olas que nos vienen impuestas. Los ciudadanos queremos que nuestro efecto mariposa crezca en altura, en potencia, en número exponencialmente, para conseguir así atraer y absorber el resto de olas; para disipar algunas, modificar otras, y sumar su fuerza las que asemejan intenciones.
No puedo decir que en el oriente medio se esté gestando una teoría del caos sin pensar en un porqué. Es decir, cuál es la causa real de la situación. Algunos lo atribuyen al aumento del precio del crudo y los alimentos, unido a las restrictivas cotas salariales. Otros a la falta de democracia, en virtud de la cual, las supuestas aperturas de algunos países a occidente son solo fruto de la ansiedad económica de sus gobernantes. Otros, al cierre migratorio hacia occidente en busca de una mejor vida, pues occidente ya no puede absorber más migración exterior. Todos teorizan sobre la causa A sobre el efecto B, y de la causa B sobre el efecto C, y sucesivamente. Pero la confirmación de las teorías siempre sucede tras los efectos de las mismas. Y aún no sabemos qué efectos tendrá la situación de oriente medio sobre el resto de los países en todo el planeta. Existen economías emergentes en situación parecida en lo que a regímenes políticos se refiere, economías tan importantes como la China, o influyentes en la economía global como Venezuela. ¿Qué podría pasar si esta “ola” llegase a estos países? También puede pasar que no exista causa A en lugares en los que no interese (¿a quien?) que exista. Porque está visiblemente claro que sin causa no hay efecto.
De momento, hay una “ola” mayor que la provocada en Islandia, que ha absorbido todo su potencial. Han ganado una batalla, pero no la guerra. Cuando el efecto mariposa del poder del ciudadano aletee, ganaremos la guerra.


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